Duelos, Exilios y Ofertas.

Yo pensé (No puedo quererte en voz alta aunque vengas. De la extradición vuelves sin noticias para mí, tus brazos apenas me reconocen y me devoras con tu profunda inquisición. Tu rostro ya no guarda sonrisas, tus ojos dejaron de ser pajizos, tus dedos no significan nada y hablamos de sangre, de fechas, de ayeres, hablamos, no hablamos. De esta extradición –no la primera no la última- vuelves a mí sin una sola palabra. Supliqué volver a verte, oré, me hubiera ido de rodillas a San Juan por un tiempito a solas que me permitirá desollarte vivo como un mink, pero me quede en silencio, en un silencio amable, sórdido. Te hubiera reconocido sin ser necesario tu nombre y te hubiera negado como acostumbro, despectivamente. A veces ni te extraño sólo quiero reclamarte como antes, disponer de ti y es cierto que tengo semanas pensando en ti afablemente y ahora entiendo que quieres compartir tus vértigos e infortunios conmigo, aunque no me reconozcas, aunque no te reconozca; si bien como dos extraños podriamos querernos... pues yo propongo que no sea en voz alta.) Él penso (Más de una vez me siento expulsado y con ganas de volver al exilio que me expulsa y entonces me parece que ya no pertenezco a ningún sitio, a nadie. ¿Será el indicio de que nunca más podré no ser un exiliado? ¿Qué aquí o allá o en cualquier parte siempre habrá alguien que vigile y piense, éste a qué viene? Y vengo sin embargo tal vez a compartir cansancio y vértigo desamparo y querencia también a recibir mi cuota de rencores mi reflexiva comisión de amor en verdad a qué vengo no lo sé con certeza pero vengo.) La Oferta (Rencores y amor sin certeza.)

Entradas populares de este blog

Cuando ellos dicen “Te quiero”

Hoy no me duele nada

#SeñorNumeros 1